El pelo es un reflejo de nuestra identidad, personalidad e incluso un indicador de la etapa que estamos viviendo en nuestras vidas. Para mí es muy importante, tanto que recuerdo épocas mías por el estilo de pelo que llevaba y muchas personas se acuerdan de mí por mis rulos y pelo chascón. Afortunadamente, siempre he tenido bastante cantidad y volumen, pero recientemente, por la pandemia y cambios estresantes en mi vida personal, se me cayó bastante en los últimos años. Fue en esos momentos que conecté con la ansiedad de perder pelo y confieso que me pasé todas las películas. Sin embargo, ahí comprendí ese apego que tenemos con la melena y pensé en lo difícil que puede ser para quienes sufren una gran caída de pelo o de frentón, alopecia.
La famosa cachetada que Will Smith le dio a Chris Rock en los premios Oscar por las bromas hacia el pelo de su esposa Jada Pinkett –quien ya había comentado en sus redes sociales que padece de alopecia- me recordó lo poco que se habla de la calvicie femenina. Y es que, si bien es mucho más habitual en la población masculina, acorde al diario El Mundo, de estima que un 30% de mujeres podría desarrollar alopecia. No es menor.
Tanto para hombres como mujeres, la causa más común de calvicie es la alopecia androgénica, es decir aquella que se hereda por parte de uno o ambos padres y que puede detonarse después de la pubertad por cambios hormonales. La pérdida de pelo ocurre principalmente en la coronilla y en la parte de adelante.
Otro tipo de calvicie corresponde al efluvio telógeno, que ocurre a raíz de un proceso de gran estrés físico y/o emocional. A pesar de que presenta una caída de pelo bien impactante, por lo general tiene buen pronóstico y el pelo vuelve a crecer pasados algunos meses.
En las mujeres, también puede generar calvicie la alopecia areata, que es autoinmune y provoca pérdidas de pelo en zonas circulares. El tratamiento para ella es por lo general con corticoides, inmunosupresores y se puede incluir la inmunoterapia.
La alopecia frontal fibrosante tiene un origen hormonal y autoinmune, ha aumentado su incidencia en los últimos años, aunque se desconoce la razón. Se manifiesta con pérdida de pelo en la frente y las patillas, y muchas veces también se caen las cejas. Es más frecuente en mujeres mayores de 50 años. El tratamiento se basa en antiinflamatorios y antiandrógenos.
¿Qué hacer?
Una cosa que hay que tener bien en cuenta es que los tratamientos para la pérdida del cabello son de largo aliento, por lo tanto, es indispensable ser paciente y constante. Pues los resultados se logran a partir de varios meses y más significativos al cabo de un año. Existen tratamientos de uso tópico (el sitio ABC.es menciona el medicamento llamado minoxidil que se utiliza para engrosar el pelo).
Si corresponde, medicamentos antiandrogénicos también pueden contribuir (por ejemplo: finasterida, dutasterida, espironolactona y bicalutamida). Y hay alternativas como el plasma rico en plaquetas, microneedling (que estimula la circulación y crecimiento folicular), así como tratamientos láser.
La estrategia a utilizar deberá ser determinada por un dermatólogo tricólogo, especialista en pelo, a fin de gestionar un tratamiento que responda a la causa de origen.
Calidad de vida
Independiente de la causa y tipo de alopecia, cuidar el corazoncito siempre será un buen aliado para enfrentar mejor los tratamientos, la incomodidad y angustia de perder pelo. Volcar la atención al bienestar, haciendo deporte (recuerden que las endorfinas son las hormonas de la felicidad) y manteniendo una dieta rica en nutrientes que favorezcan la salud del pelo y la piel, serán siempre un aporte. Todos tenemos dolores, todos tenemos algo que no nos gusta o nos agobia (en mi caso, el acné que no he logrado dominar). Ser más amorosos y compasivos con lo que no nos gusta de nosotros hará que el camino sea un poquito más amable.