Pies sanos… ¡todo el año!
¿Eres de las personas que olvida sus pies durante el invierno? Y no solo me refiero a pintarse las uñas. ¿Te aplicas crema diariamente? ¿los masajeas? ¿los exfolias? ¿los observas? Nuestros pies dan tanto por nosotros, son el único punto de apoyo de nuestro cuerpo, nos trasladan, y sufren por todas nuestras malas decisiones: zapatos inadecuados, materiales no transpirables, descuidos y/o malos hábitos. Hoy quiero que te acuerdes de que existen y que necesitan ser mimados.
¿Sabías que los pies son la parte del cuerpo que tiene más terminaciones nerviosas por centímetro cuadrado? Por eso nos da cosquilla y he ahí la explicación a que los pies tengan una capa de piel más gruesa. De los pies dependerá la postura corporal y, acorde a la medicina tradicional china, los pies reflejan el estado de nuestros órganos.
Uno de los problemas más frecuentes son las callosidades…. Ya sé, muy glamoroso no es, pero vaya que es real. Esto ocurre por el roce o una mala pisada, que ocasiona una hiperqueratosis, es decir, el engrosamiento de la capa externa de la piel. Yo siempre cuidé mis pies con mucha dedicación, en mi adolescencia y durante todos mis 20 aplicaba crema sagradamente todas las noches y así los mantenía perfectamente sanos e hidratados.
Cuando viví en Nueva York (de los 26 a los 28 años), mis pies sufrieron muchísimo… comencé a caminar como nunca y trabajaba de pie en un restaurant. A causa de ello terminé recurriendo a la acupresión (que utiliza los mismos puntos de presión de la acupuntura) y aprendí la importancia de comprar zapatos de calidad; que entreguen suficiente soporte, buenos materiales y alta durabilidad. En la Gran Manzana aprendí que no hay segundas oportunidades para un zapato que hace heridas y que más vale invertir bien, que comprar mucho y de mala calidad.
En mis 30, sin embargo, me confié de mi buena salud y dejé de hidratarlos con la frecuencia de antaño. Confieso que no ha sido fácil retomar mi antiguo hábito, pero estoy determinada. Un zapato demasiado duro me provocó una dureza que me dolía muchísimo y tardé años en quitarla por completo. Ahí aprendí el valor de la podología y lo poco que estamos acostumbrados a ella. En Barcelona –donde viví un año y medio-, mi seguro de salud consideraba una visita al podólogo al año y con tanta normalidad que me hizo reflexionar en lo poco que lo visitamos.
Quizás crees que no lo necesitas, pero no hay que esperar a tener algo mal para mantener los pies. La podología ayudará a ver cómo es tu pisada, a detectar patologías tempranamente, asegurarte de que estés cortando bien tus uñas, chequear el color de estas y a mantener la salud general del pie. Por supuesto, también tiene beneficios estéticos, pero esos los puedes obtener de manera más superficial con la pedicure o la podología estética (que vendría siendo una pedicure que utiliza un bisturí para retirar durezas más difíciles).
Te propongo agendar una visita anual de podología y mantener tus pies en manos profesionales con pedicure un par de veces al año. ¿Qué estás haciendo por tus pies hoy? En casa puedes comenzar por hidratarlos a diario, exfoliarlos todas las semanas y aprender a cortar tus uñas correctamente. Quizás tras un día ajetreado regálate un auto masaje con aceites al finalizar el día. Dale un poco de amor a tus pies, te parecerá increíble, pero todo tu cuerpo lo agradecerá.